miércoles, 6 de mayo de 2015

Alucinaciones posteriores a Nietzsche


Yo salí a caminar luego de salir de la fiesta, estaba todo vestido de negro y la noche era muy oscura, caminé al lado de la carretera, parando por momentos a descansar.

En un momento de esos comprendí que yo era una especie de Dios de un mundo minúsculo que yo podía construir a mi antojo, logré darme cuenta que yo tenía el control de ese universo, la vida de todos esos seres dependía de mis antojos; si un día estaba feliz hacía cosas maravillosas con ese universo, si estaba triste me desquitaba con ellos y así sucesivamente.

Poco a poco los habitantes de ese diminuto universo empezaron a realizar rituales solicitando que cambiara muchas cosas de su mundo. Eso me hizo sentirme más grande e importante, yo sabía que en algún momento yo iba a tener la razón en todo y la gente iba acudir a mi, buscando que iluminara sus oscuras vidas.

Luego de muchos rituales sentí mucho pesar por ellos, creo que se merecen más que las cosas que hice sobre su mundo por mis impulsos, estuve reflexionando y llegué a la conclusión que la única forma de salvarlos era regalándoles el libre albedrío, en ese momento comprendí que mi muerte era su salvación… el mundo se iluminó por un momento y supe que esa luz era la salvación, me lancé a ella y sentí un fuerte golpe en mi costado, salí volando y caí de nuevo al suelo. Al momento vi la silueta de una persona que caminaba hacia mi, no entendía bien que pasaba, sólo sentí algo de dolor en mi pierna izquierda.

Empecé a sospechar que así se sentía la muerte, luego vi más luces a mi alrededor, esta eran de colores y se me acercaron varias personas, me hablaban pero no entendía nada. Me pusieron algo en el cuello y otra cosa en la pierna, luego me subieron a una especie de tabla y me llevaron hacia la luz de colores.

En el interior iluminado me preguntaban una y otra vez mi nombre, me preguntaban si estaba bien del accidente… ahí les dije… no fue un accidente, era la única forma de salvar el mundo que había creado.


Juan Pablo Díaz del Castillo B.

Cambridge, mayo 2015

1 comentario:

MIGUEL ANGEL CONESA dijo...

Nietzsche ha hecho estragos...
somos creadores del mundo que nos rodea y responsables de la felicidad de los demás...buenas intuiciones